Las tortugas de Galápagos
Los científicos han encontrado 11 especies distintas de tortugas Galápagos, y algunas de ellas son exclusivas de determinadas islas. Las tortugas más grandes llegan a pesar cerca de 650 libras y tienen caparazones de casi 4 pies de largo. Las tortugas Galápagos son extremadamente longevas. A principios de año, Harriet, una tortuga de las Galápagos, murió en el zoológico de Steve Irwin en Australia, y se cree que tenía 175 años. Charles Darwin recogió a Harriet y a otras dos tortugas en la travesía de investigación científica que realizó en 1835 con destino a las Islas Galápagos. Darwin calculó, según el tamaño de su caparazón, que tenía cerca de 5 años.
En aquellos días, las Islas Galápagos eran una parada bienvenida para los barcos mercantiles y balleneros que las consideraban un puerto seguro en un océano vasto y solitario. También eran un lugar en donde abastecerse de agua y alimentos, y la principal fuente de carne en la isla era la inmensa población de tortugas gigantes. Si se las ponía de espaldas, sobre sus caparazones, para que no pudiesen moverse y se las almacenaba bajo cubierta, las tortugas de las Galápagos podían vivir durante meses sin agua ni comida. Esto fue un factor decisivo en los días previos a la refrigeración cuando las travesías oceánicas demandaban semanas o meses. Desgraciadamente, la conducta predadora ejercida sobre la población de tortugas dio como resultado la disminución de la cantidad total de tortugas, de unas 250.000 hasta las 15.000 que se encuentran hoy en el archipiélago.
Ahora protegidas y vigiladas por la Fundación Charles Darwin (previamente, la Conservación de las Galápagos) y el Servicio del Parque Nacional Galápagos, estas criaturas magníficas continúan ayudándonos a comprender y valorar el mundo complejo e interrelacionado que compartimos.
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